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Exposición de Eduard Ibáñez

La serie de fotografías MIMESIS aborda el paisaje partiendo de imágenes de lugares reales o ficticios, ahondando en su significado escenográfico y evocador.

Sabemos que la Naturaleza se asienta en un entramado de ecosistemas y que en algunos de ellos los procesos miméticos, en cualquiera de sus formas vivas, constituyen la esencia de su perpetuidad y supervivencia.
En estos procesos no son ajenas las formas geológicas, puesto que comparten territorios comunes y sufren por igual las acciones del paso del tiempo y los rigores climatológicos.

Esta serie se asoma al paisaje atendiendo a su principio estructural como conjunto de geoformas, relieves tallados sobre capas de sustratos, resultado de la erosión y la acumulación de sedimentos, abarcando todos los elementos vinculados con la orografía de la superficie terrestre.

Para “formar” estos paisajes se ha utilizado como material de construcción la madera y corteza de distintas especies de árboles puesto que su estructura formal, la variedad de texturas y su apariencia caprichosa, ofrece cualidades miméticas que se asemejan y en ocasiones se confunden con el material pétreo.

Una parte de la serie de fotografías, en contraposición al paisaje como escenario sometido a sus leyes naturales, es recogido como territorio alterado y agredido, manifestación del desarrollo de la actividad productiva humana: canteras a cielo abierto que redibujan el entorno y que asumimos como parte de ese “paisaje contemporáneo” en el que estamos obligados a convivir.

Alter Ego

El día 14 de junio se inaugura en el Centro Cultural de Mislata la muestra Alter Ego. Autorretratos y dibujos, que se podrá visitar hasta el 29 de junio.

Los profesores de dibujo Eduard Ibáñez, María del Carmen Chinchilla, Roberto Giménez y Victoria Esgueva, como coordinadora, forman parte de este proyecto de innovación sobre el autorretrato a través del dibujo. Materializado en más de 70 obras sobre papel que desvelan la identidad de los autores mediante las técnicas del dibujo.

Es sabido el constante interés en la representación del rostro humano por parte de los artistas, buscando esa individualidad en el retrato. Por tanto, este género encuentra una relación dual entre el sujeto representado y el autor. Pero, ¿qué ocurre cuando por parte del artista existe la necesidad de autorreferenciarse? En otras palabras, de prescindir de esa relación próxima a un diálogo, y se centra en una reflexión como si fuera una confesión con uno mismo. Entonces no tiene cabida más intermediarios que el propio autor.

¿Cómo soy realmente?, ¿Cómo me gustaría ser?, ¿Cómo me ven los demás?, ¿Cómo quiero que me vean?

Los autores después de enfrascarse en estas cuestiones, se han puesto manos a la obra para explicar en claves personales no sólo su reflejo, sino su mundo iconográfico mediante las técnicas propias del dibujo y procedimientos amplios, que van desde el lápiz grafito, – por ser el útil elemental del dibujo- al color. Pasando por el bolígrafo, pastel, carboncillo, gouache, acuarela, tintas, lejía, o barras conté. Autorretratos que plantean una visión contemporánea y desde luego, alejada del retrato al uso.

Del 14 al 29 de junio de 2018. Inauguración 20 h.
Centro Cultural de Mislata
Av. Gregorio Gea, 34, 46920 Mislata, Valencia.
Horario de lunes a viernes de 16.00 a 21.30 h.

SYNESTHESIES. Fictions du paysage

Eduard Ibáñez expone en la Galerie Vrais Revês de Lyon su última serie de fotografías «SYNESTHESIES. Fictions du paysage» del 5 de mayo al 24 de junio.

EL PAISAJE ES UNA FICCIÓN
El paisaje es una idea conceptual, con un arraigo cultural propio y diverso como diversas son las civilizaciones y los entramados culturales que las sustentan.
La Naturaleza cohabita con nosotros al margen de los valores añadidos que el ser humano le otorga, en una escala perceptiva asociada a parámetros de belleza según sea capaz de estimular nuestras emociones. Desde los aspectos más ordenados de su esencia hasta su inesperada dinámica, la Naturaleza se muestra tal como es, regida por sus propias leyes, para ser codificada por el hombre en el ámbito de las ciencias y las artes, aunque en este último, comporta un planteamiento sofisticado, -si es vista como paisaje- y que, idéntico en el fondo, es diferente en la forma de interpretarlo. Desde el campo artístico el paisaje suele tener un significado básicamente escenográfico, evocador y, por tanto, supone una percepción estéticamente valorada de una parte del territorio, una percepción subjetiva y al margen de la realidad física.

EL PAISAJE COMO TERRITORIO AGREDIDO
El paisaje es un conjunto de “geoformas”, resultado de la erosión, y de la acumulación de sedimentos sobre relieves emergidos. La geoforma abarca todos los elementos vinculados con la morfología de la superficie terrestre. Desde el ámbito del desarrollo humano la sobreexplotación de los recursos naturales y, en lo que afecta a la degradación del paisaje, provoca en el espectador una necesidad de adaptación de la percepción del mismo, derivando en un conjunto de geoformas alterado, agredido y degradado.

UNA EXPERIENCIA ÍNTIMA CON EL PAISAJE
La presente serie de fotografías enfrenta dos vertientes del paisaje contrapuestas: por un lado, como parte del proceso de evolución perpetua que experimenta el planeta, atañe al paisaje como un recurso natural en si mismo y su valoración como ámbito estético a partir de las capacidades de percepción del espectador en función de su belleza intrínseca.
Por otro lado se plantea el paisaje como escenario de la actividad productiva humana, por tanto modificado: el paisaje resultante de la acción del hombre que esquilma los recursos naturales. La explotación de dichos recursos, establecen nuevos panoramas paisajísticos y que asumimos como consecuencias del progreso social y económico.
El interés creativo se ha centrado en la explotación de los recursos como parte de ese “paisaje contemporáneo” modificado y la interrupción del proceso natural labrado con los años, donde la naturaleza se imita a si misma; un proceso lento de mímesis, donde rocas, madera y corteza arbórea se integran y camuflan en un vasto mapa morfológico, conformando un amplio catálogo de texturas compartidas y que difícilmente se distinguen entre ellas.
Planteado como una relación sinestésica de manera metafórica, esta serie de fotografías intentan establecer un vínculo entre lo visual y lo táctil en una simbiosis sensitiva: paisajes ficticios donde el material pétreo está formado por madera y corteza de árboles provocando en la mirada del espectador una suerte de juego sinestésico, tan rico y sutil como desorientador.

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Reseña en Paris-art